82. Oro líquido
Un día, estando en la sala de espera del ayuntamiento aguardando mi turno para ser atendido, escuché la siguiente conversación entre un padre y un hijo:
-¿Papá el oro se bebe? -Pues claro que no, vaya pregunta, ¿a qué viene eso Enriquito, ya estás con las bromas? -no, es que como siempre andas diciendo que el aceite de oliva es oro líquido y el aceite se puede beber, me ha parecido una pregunta apropiada. -Qué risa, ahora lo entiendo. La verdad es que el aceite es oro puro, oro líquido, si la gente supiera las propiedades que tiene el aceite de oliva, sobre todo, el aceite de oliva virgen, sabrían que lo de llamarlo oro líquido se queda hasta corto, ya que es muchísimo más que solo un ingrediente más de la dieta mediterránea, la más completa del mundo mundial. Es salud, es sabor, es el carácter de nuestra tierra, tiene antioxidantes naturales y lucha de una manera asombrosa contra el envejecimiento, es rico en Vitamina E, y ayuda a que nuestra salud vascular sea la adecuada, y que nuestro corazón, el motor del cuerpo, funcione con verdadero vigor y energía sin enfermar.
Además, Enriquito de mis amores, nosotros somos privilegiados, nosotros somos de Jaén, uno de los mejores lugares del planeta, donde está el mejor aceite de oliva posible, y mira que hay buen aceite en Córdoba, Granada o en Sevilla, o incluso en algunas partes de Italia o Grecia, pero como el de Jaén ninguno, es un producto de gran calidad con una cultura y una dedicación de siglos, ya los romanos lo sabían, pero mucho antes también, sus comienzos son algo desconocidos, se piensa que fue la civilización minoica la que desarrolló la cultura de convertir las aceitunas en aceite, los pueblos como los egipcios, fenicios y griegos, utilizando prensas antiguas para extraer el aceite parece que fueron los primeros en hacerlo, pero hay pocos datos históricos anteriores, podría ser anterior.
En Jaén tenemos calidad y cantidad, hay olivares majestuosos por doquier, como mares de esmeraldas, llenos de troncos retorcidos y ramas danzantes esculpidas como obras de arte modeladas con el paso de los siglos. Arboledas de plata que brillan al sol como queriendo contar un secreto de leyenda, un secreto esencial ahora olvidado. Además de darnos las aceitunas y el aceite, son zonas de paseo, para caminar entre olivos como el que pasea por el edén respirando el oxígeno puro filtrado por los olivos de la salud, zonas que son un placer visual, entre verdes, dorados y ocres, viendo cómo el sol se entrecruza entre las ramas de los olivos como jugando con ellas, envuelto en la calma del olivar, en la calma de su ritmo pausado y sereno, sintiendo a cada paso que el olivar absorbe todo estrés, todo problema, donde el tiempo y el pensamiento parecen detenerse.
Se conocen algunos olivos que son milenarios, se conocen algunos con unos dos mil años, dos mil años de solera, dos mil años de sol y de historia, testigos del tiempo como pocos. Aquí, en nuestra tierra, hay grandes extensiones de olivos, hasta donde alcanza la vista. Son ecosistemas en perfecto equilibrio donde cada olivo, cada animal y cada insecto tiene un propósito que aportar al entorno, lechuzas, conejos, moscas, mariposas, hormigas, abejas… un ciclo de vida que nace y muere cada estación, cada equinoccio, cada solsticio, signos del esplendor y la fuerza de nuestra madre la naturaleza, de la tierra, del viento o del agua que lleva a la vida en su más estricto sentido. Esa fuerza vital, esa naturaleza en estado puro queda condensada en cada gota de aceite, gotas de homenaje a la fuerza de lo natural, de lo auténtico, de los años de historia milenaria, del sudor de trabajar el olivo, gotas que caen a la tierra y conforman parte de ese sabor genuino, sudor de las podas, de la recogida, y demás mimos que el hombre da al olivar, todo un homenaje a la vida, todo un homenaje a nuestra tierra, todo un homenaje al trabajo.
Tenemos la suerte de haber nacido en el país que produce prácticamente la mitad del aceite que se consume en el mundo, y eso es una gran fortuna. Además, de esa mitad que aportamos al mundo, en torno al ochenta por ciento se produce en Andalucía, en nuestra comunidad autónoma, siendo Jaén la que más produce, la reina de los Olivares, de los olivos del aceite, la provincia que más sabor trae al mundo.
-Todo lo que me cuentas es muy interesante, papá, pero, entonces, ¿se puede beber o no?, me ha quedado muy claro que es muy bueno para la salud, y la importancia en nuestra cultura, pero ¿se puede o no se puede beber? -El aceite de oliva no es para beber, se usa para cocinar, para echarlo por encima de los alimentos, para mezclar sabores y mejorar su sabor y nuestra salud, pero en principio no es para beber, aunque yo conozco a gente que se bebe un chupito de aceite por las mañanas para regular el tránsito intestinal y para favorecer las digestiones. Así que la respuesta es no, pero sí, tiene gracia. El oro líquido es así, se puede usar de muchas maneras, para freír, para hacer a la plancha, para aderezar ensaladas, es un producto mágico, que parece que lo hubieran hecho los mismísimos dioses celestiales dadas las propiedades que tiene, por no hablar de su sabor a pura vida.
Se le llama oro líquido porque es un producto de primera calidad, es tan importante que se le compara con el oro, además, ambos comparten ese color amarillento, ese color amarillo que contiene toda la fuerza de la vida que da el sol, se comparan porque ambos son elementos muy valiosos.
-Entonces, ¿Puedo untarme oro en el pan para las tostadas de por la mañana? -Pues claro que puedes, puedes y debes, sobre todo si quieres disfrutar de un buen desayuno, pero también si quieres permanecer saludable. Debes de tomar a diario este elixir de bienestar, salud y sabor que ha llegado hasta el último rincón del planeta por sus propiedades, se puede encontrar en cualquier tienda de alimentación, ya que ha conquistado a todos los paladares de nuestro planeta azul, y ha hecho que todos los médicos lo recomienden como elemento esencial en cualquier dieta que pretenda ser saludable y sabrosa.
El oro líquido es capaz de convertir lo cotidiano en sublime, transformando una simple comida en una experiencia inolvidable, aunando el placer con la salud, uniendo al hombre con la tierra, siendo un lujo que nos dejaron los dioses como signo de la perfección. El aceite de oliva es tan especial que puede transformar un simple plato, una ensalada o un plato de pasta, o cualquier otro, en un plato gourmet, es un espectáculo para el paladar creando lujo y bienestar. Además, se puede usar para cocinar, pero también hay gente que lo usa de mascarilla para el pelo, e incluso yo he visto a gente echárselo a la cadena de la bicicleta para engrasarla, aunque no sé si esto es muy apropiado.
-Qué risa, ¿hasta para la bicicleta? -Sí, hay gente para todo. -La verdad es que ahora que me cuentas todo esto sí que veo al aceite especial, creo que compararlo con el oro no es una exageración, incluso veo que se queda corto. -Sí, hijo, es realmente especial, y se me había olvidado decirte que además de ser antiinflamatorio, se le relaciona con favorecer una mejor función cerebral. -No paras de decirme propiedades, este líquido parece hecho por ingeniería genética extraterrestre papá, parece imposible que un producto tan completo, con tantas propiedades, y que encima que dé ese sabor, se haya desarrollado naturalmente. Parece que tener una botella de aceite en casa es como si tuvieras un minidoctor en casa, al médico y a la medicina.
Fíjate si es importante el olivo, que aparece hasta en la mitología griega. La Diosa Atenea hizo que creciera un olivo brotando con fuerza en la ciudad que llevaba su nombre, y desde entonces, se tomó al olivo como símbolo de paz y prosperidad, incluso aún hoy se le interpreta así. Además, aparece nombrado en la Biblia, acuérdate de Noé, la ramita de olivo que trajo la paloma, quizás esa sea de todas las veces que aparece, la vez más famosa.
Es uno de los árboles más longevos que se conocen, tiene más de mil quinientas variedades, es extremadamente resistente, puede subsistir con poca agua, y puede mantenerse con salud largas temporadas hasta que llegue la temporada de agua, resistiendo el calor con gran estoicismo. También da una leña maravillosa para chimeneas y barbacoas. En el islam también se menciona al olivo como un árbol bendito.
Me alegro de que lo hayas aprendido así de bien, recuérdalo de por vida. -Así lo haré papá. -¿Qué te parece si ahora para celebrarlo nos tomamos unos tomatitos con aceite y ajo, nos dejamos de tanta teoría, y comenzamos con la práctica? -Qué risa papá, como aprovechas cualquier ocasión para darle un homenaje a tu paladar, esto que haces es verdadero y puro arte, de una simple pregunta acabas zampando de lo lindo. Tú sí que sabes. Claro que nos vamos a comer esos tomates, vamos a ello, nada más que salgamos del ayuntamiento nos ponemos manos a la obra. -Para terminar, solo me queda decir lo que un gran sabio dijo una vez, “donde no llega el aceite de oliva, es que no hay civilización.”, es historia, es salud, es cultura y es sabor, ¿Quién da más?
-De pronto me llamaron, llegó mi turno y me fui satisfecho de haber escuchado aquella conversación, que, en clave de humor, me había instruido de lo lindo sobre las propiedades, la historia del aceite de oliva y sobre los olivos. Hasta aquel momento nunca me había parado a pensar en la joya que tenemos en nuestra tierra, aquellos datos magníficos contados de aquella manera tan simpática, de aquel padre a su hijo, aquello fue pura poesía para mí, nunca la olvidaré.