69. Tesoro líquido en las profundidades

Pedro Montenegro

 

En Grecia, el arqueólogo Lucas Pappas, que nunca había hecho un descubrimiento significativo a lo largo de su carrera, encontró algo extraño en su último intento por hallar algo. Había perdido toda esperanza y era el año 2052. Tras varios meses de trabajo, se desenterraron toneladas de aceite de oliva envasado en jarrones de cerámica finamente decorada, cerca de la playa de Balos, en Creta.

El hallazgo representa la mayor cantidad de aceite de oliva encontrada en toda la historia. Los análisis revelaron que la variedad y calidad del aceite eran inmensamente superiores a las actuales. No se sabe qué proceso originó ese aceite en particular. El tesoro no solo consistía en el aceite, sino también en las botellas de oro en las que estaba almacenado, lo que incrementaba su valor a niveles sin precedentes. Las botellas de oro estaban finamente decoradas con miles de figuritas que contenían figuras en su interior. Además, el tesoro no se limitaba a unas pocas botellas; posteriormente se descubrió que el cuarto lleno de botellas de aceite de oliva conducía a una puerta que llevaba a una ciudad subterránea. Cuando los paleontólogos y arqueólogos continuaron cavando, llegaron a una inmensa caverna artificial con forma de cúpula, de aproximadamente cien kilómetros de diámetro.

En la caverna había edificios de formas que desafiaban la gravedad y todas las reglas conocidas de arquitectura e ingeniería. Muchos artículos cotidianos de esa cultura mostraban formas que no correspondían a humanos, sugiriendo la presencia de razas extraterrestres que podrían haber convivido, o incluso ser intraterrestres. El miedo se apoderó de los paleontólogos y arqueólogos al considerar que lo más probable era encontrar habitantes vivos en la ciudad. Así que llamaron al gobierno griego para que les proporcionara una escolta militar mientras exploraban la metrópoli. Un detalle importante que no pasó desapercibido para los arqueólogos y paleontólogos fue que las botellas no estaban cubiertas de polvo ni presentaban signos de haber estado allí mucho tiempo. Las pruebas de carbono-14 indicaron que las botellas no tenían más de un año de antigüedad. Esto sugería que alguien había entrado a limpiar el cuarto recientemente, ya que no había ni una pizca de polvo ni olor a encierro. Todo esto hacía que el descubrimiento fuera aún más extraño. Todo indicaba que era muy probable que la especie original que creó la ciudad estaba viva, o que alguna especie posterior había tomado el control de la ciudad, o incluso que humanos podrían estar viviendo allí.

La escolta militar tardó dos semanas en llegar. Durante ese tiempo, los arqueólogos y paleontólogos se dedicaron a planificar el viaje y a reunir todo tipo de artículos necesarios, desde comida hasta implementos para escalar dentro de las profundidades de la tierra.

El viaje comenzó el 30 de octubre de 2053. La expedición estaba compuesta por numerosos especialistas, como el Dr. Lucas Pappas, líder del grupo de arqueólogos, y el Dr. Gómez-Lobo, quien lideraba el grupo de paleontólogos. La escolta militar estaba formada por veinte soldados, mitad mujeres y mitad hombres, comandados por el coronel Vasileiou. El coronel impuso su autoridad desde el principio, afirmando que debía ir al frente en todo momento, no porque fuera el más importante, sino para proteger a los científicos. El coronel había pasado por muchas guerras, incluyendo la de Ucrania en 2022, la Tercera Guerra Mundial en 2030 y la Cuarta Guerra Mundial en 2039.

Vasileiou era un militar preparado para cualquier peligro, con muchas cicatrices que demostraban su experiencia en batalla. Decía que había «muerto» hace mucho y que ya no le temía a la muerte; más bien, la muerte le temía a él, y por eso aún no había muerto en combate. Además, afirmaba sin dudas ser descendiente directo de Leónidas. Era famoso en todo el mundo por haber participado en la Tercera y Cuarta Guerra Mundial, además de la guerra de Ucrania. Al decidir qué soldado enviar como escolta de la expedición, los políticos no dudaron en elegirlo.

Habían pasado diez horas de viaje sin descanso, y los científicos pedían poder acampar en algún lugar. Sin embargo, el coronel estaba inquieto por el aspecto del lugar donde estaban a punto de descansar. Nadie lo notaba, excepto él. Según el militar, el lugar tenía una energía extraña, como si proviniera de la misma muerte. Todos durmieron esa noche, excepto el coronel, que hizo guardia durante toda la noche. Parecía un ser que no necesitaba descanso. En la noche se escuchaban muchos ruidos, como si provinieran de una ciudad ocupada a gran distancia.

Al día siguiente, todos estaban con energía para continuar, pero el coronel temía que se dirigieran hacia una trampa donde podrían convertirse en prisioneros de guerra. A pesar de que los demás pensaban que era útil tener a alguien que pensara en lo peor para estar preparados, continuaron el viaje mientras sentían que el ruido que habían escuchado en la noche se hacía cada vez más intenso. Estaban cerca de llegar a la ciudad. Cuando llegaron al final del túnel y pudieron ver la caverna gigante donde estaba la ciudad, observaron cosas inexistentes en el mundo, como casas flotantes en constante movimiento. La gravedad parecía suspendida en esa ciudad, y la expedición se lanzó a la aventura de estudiar la ciudad, como si estuvieran hipnotizados. Todos movían sus brazos para trasladarse en el aire, lo cual resultaba muy cansador. Todo fue impactante y aterrador cuando se dieron cuenta de que los habitantes de la ciudad no eran humanos, sino grandes olivos que podían caminar. La expedición intentó comunicarse con uno de ellos, pero fue complicado. El Dr. Gómez-Lobo notó que el olivo hablaba en sánscrito y logró comunicarse con él. El científico explicó el motivo de su presencia y que todos formaban parte de una expedición. El olivo mencionó que su condición se debía a la vejez de la ciudad abandonada por sus creadores. Cuando los primeros habitantes se fueron, la ciudad quedó a merced de monstruos subterráneos, y la vida prosperó a niveles increíbles, como en el caso de ellos, que lograron moverse y desarrollar tecnología avanzada, como las casas esféricas flotantes, útiles para escapar de las serpientes terrestres que podían medir más de cien metros. La forma esférica de los edificios creados por los olivos ofrecía mayor resistencia contra los ataques de serpientes.

El olivo continuó explicando que en la antigua ciudad, en tiempos de sus creadores, el aceite de oliva era la principal fuente de riqueza, ya que se vendía a otros planetas. Agregó que ellos aprendieron a producir su propio aceite de oliva y a crear las vasijas finamente decoradas con piedras preciosas. El Dr. Gómez-Lobo anotó lo que el árbol dijo a continuación: «Las profundidades del mundo entero están plagadas de tesoros de aceite de oliva en jarros de diamante, esmeralda, cobre, bronce, oro y plata, cada uno finamente decorado con el arte más exquisito. Para pasar desapercibidos ante los humanos, la salida de esos transportes de comercio solo era por los polos. No comerciaban con los humanos, porque sabían que siempre han sido una raza muy atrasada en cuanto a la aceptación de otras razas en el universo. Aunque anhelan descubrir vida inteligente, si eso ocurriera, probablemente reaccionarían de manera violenta. La ciudad entró en decadencia cuando otros planetas comenzaron a producir su propio aceite de oliva.» En ese preciso instante, la explicación del olivo se interrumpió por un ruido ensordecedor provocado por una serpiente de tierra que venía a atacar la ciudad. Toda la expedición corrió a esconderse en las casas y edificios flotantes, pero el olivo, cansado de esconderse de las serpientes durante milenios, se enfrentó a ella. La serpiente lo apretó, pero el olivo resistió como un héroe griego. La contienda parecía tener un claro vencedor, pero el olivo planeó envenenar a la serpiente. El veneno no provocaba un efecto absoluto sobre su corteza, pero era devastador para los seres de carne. Así que vertió unas gotas en su cuerpo, y la serpiente comenzó a retorcerse de dolor hasta morir. Sin embargo, sus gritos eran una llamada a otras serpientes, especialmente a la serpiente reina, con la que nadie quisiera encontrarse. La ciudad comenzó a temblar, presumiblemente debido a la gran cantidad de serpientes que se acercaban.

Ante estos acontecimientos, la expedición debía terminar. Lo único que pudieron hacer fue emprender un rápido regreso. Al llegar al inicio del camino, detonaron bombas nucleares previamente instaladas en ciertos puntos para evitar que las serpientes llegaran a la superficie y amenazaran la existencia de la humanidad. Desde ese día, se escuchan ruidos en las profundidades, lo que hace pensar que las serpientes no murieron por completo. Además, los temblores han empezado a ser muy recurrentes en aquella zona de Grecia. Será necesaria otra expedición con un equipo militar adecuado que deba ir a exterminar esa gran amenaza para la humanidad. Los ejércitos del mundo deberán organizarse para que los seres humanos puedan sobrevivir. No será una tarea fácil, pues lo más probable es que muchos deban morir para que otros puedan seguir viviendo en nuestro hogar cósmico.