14. Cómplices

Amaranta

 

Antes de que él llegara a la cocina de la casa para imponer el orden, los demás ya habían sido acuchillados. Alguno de ellos, incluso había sido golpeado, o machacado con un mazo de madera hasta dejarlo irreconocible.

Luego, habían intentado ocultar los pedazos entre algunas hierbas y un poco de agua salada.

Cuando, finalmente, hizo él su aparición, la escena era de un rojo intenso, y en la habitación olía un poco ácido, como a vinagre.

Con su cuerpo marteño de oliva virgen extra, se abrazó a aquellos pobres desamparados y los cubrió con un largo beso picual hasta convertirlos en una creación nueva y perfecta: el gazpacho.