
60. Raíces
Su relación empezó siendo como el papel, frágil pero prometedora, flexible y emocionante, una hoja en blanco que podía convertirse en cualquier cosa.
Con el tiempo se convirtió en una relación de plástico, menos flexible, menos frágil, más segura pero menos emocionante. El plástico no era rígido del todo pero ya había tomado su forma básica y solo podía moldearse hasta cierto punto.
Con el paso de los años su relación se convirtió en metal, dura y fuerte pero también aburrida y monótona. El metal no te sorprende, no cambia de forma aunque lo golpees, es rígido, inamovible.
Ahora, que todo había acabado se dio cuenta de que nada de aquello era verdad, su relación siempre había sido como las raíces de los olivos entre los que ambos habían crecido, pequeñas al principio, pero cada vez más fuertes, más profundas, más robustas, más largas, siempre creciendo. Sacó su móvil del bolsillo y mandó ese mensaje que tanto miedo le daba “te echo de menos».