
50. El desamparo negro
¡Tantos cientos de años, para acabar siendo planta ornamental de la sede de una gran empresa!
Hoy ha venido Carlos a darme la mala nueva y a abrazarse a mi retorcido y añoso tronco y mis ramas se han preñado de gritos. Ya no me volverán a crecer mis blancas rapas, ni se volverán a escribir poemas con mis sílabas de aceite, ni se entrujarán mis aceitunas, ni se verdeará el aire. El aroma de verduras y frutas, de hierbas y frutos secos, desaparecerá de vuestros olfatos. Ya no podréis hacer las visitas turísticas y presumir de mi ancianidad que tantos dividendos os han proporcionado en los últimos tiempos. Bien podéis quitar mi foto de la entrada del pueblo ¿Vais a dejarme con esta pena negra, sin actuar, sin ni siquiera realizar una mísera manifestación, ni acudir a los medios de información?
¿Es que nadie oye mis lamentos ni mi llanto?