
26. El olivo de Atenea
Pedro Maya Álvarez
El rey de Ática, Cécrope, miraba intensamente a Atenea y Poseidón. No era frecuente que los dioses se enfrentasen por ser las divinidades de una ciudad. A Cécrope el caballo de Poseidón le gustaba, pero sus vecinos estaban extasiados mirando el olivo que la diosa ofrecía y que plantaba con su mano derecha. El árbol ofrecía aceite, buena sombra, madera y sus hojas serían perennes. El olivo era símbolo de paz y prosperidad, Atenea dijo que el árbol era sagrado porque su fruto ofrecería sabiduría y victoria. Cécrope eligió la propuesta de Atenea, hija de Zeus, y en su honor se llamó la ciudad Atenas. Porque quien recibe de la que enseña no puede obtenerse más que ventura.