244. Botellas inteligentes

Israel Cordero Moya

 

Una vez, mientras paseaba por Madrid, escuché a una persona mencionar haber vivido una experiencia increíble en un lugar de producción de aceite de oliva, así que emprendí viaje a uno de esos lugares. Entre varias opciones, finalmente decidí alojarme en un hostal que también era fábrica de aceite. Durante una noche de insomnio, mientras deambulaba por algunos pasillos, pude escuchar que unas botellas de aceite de oliva conversaban. Su conversación me fascinó, porque hablaban acerca de los humanos. Se preguntaban por qué estaban ahí, y qué ocurriría a futuro. Algunas mencionaron que escucharon de algunos humanos, llamados <<chef>>, que ellas tenían <<mucho valor nutricional>>. No sabían a qué se refería eso, pero pudieron captar que tenían valor para los seres humanos. Además, se cuestionaban si estarían siempre juntas, o si llegaría el momento en que todas serían separadas. También, una, la más filosófica, preguntó a las demás qué pasaría con ellas, y si llegaría el momento en que dejarían de existir. Una cosa impresionante era que las botellas hablaran, y sumado a eso habían alcanzado la noción de existencia y de límite, es decir de muerte. Hicieron una especie de juramento en que sucediera lo que sucediera no iban a separarlas, y siempre iban a luchar para estar juntas. Me conmovió su perspectiva llena de inocencia en un mundo tan hostil y malvado, y decidí actuar. No era casualidad que las escuchara, y por eso tenía que hacer algo. Así que fui directamente a hablar con el dueño, para decirle que le compraba todas las botellas, y que me las enviara a mi casa lo más pronto posible. Hoy, en mi casa, las botellas se sienten a salvo y en confianza conmigo. Converso con ellas todas las noches, mientras bebo una copa de vino.