218. Cuerpo de oliva

Semilla paramuna

 

Al lado de una ventana de una casa rústica y pequeña, a las 5:00 pm siempre encontrabas a Diana. Una mujer de tez morena, de cabello rebelde rizado y un cuerpo tallado por la naturaleza. Diana iba todos los martes al centro de la villa para comprar un aceite de oliva, lo hacía desde pequeña, cuando su tía Laura le encomendaba el mandado. Diana un día estaba en la alcoba más alta de la casa, donde estaba su tía Laura, la veía retocándose siempre la piel con aceite de oliva, de un lado a otro como si se tratara de amasar arcilla. Diana adoptó dicha tradición inmaculada, el aceite de oliva era su retocador personal del rostro, pero a Diana también le gustaba utilizarlo en su cuerpo, recorrer su esbelto cuerpo con amor y dedicación, su busto, sus delgados brazos y pies, sus manos y su contorno de la cintura con estrías, su pequeña panza un poco sobresaliente y su clavícula.