213. Recuerdos

Ángel Sempere Gómez

 

Hoy, cada vez que me enfrento a una botella de aceite, veo el ayer. Sí, cuando estudiaba Perito Agrícola, y, cuando llegaba la temporada, con el curso empezado, con una pequeña maleta, subía a un autobús para llevarme a esas grandes extensiones de olivos de la provincia de Jaén, y, donde me ganaba unas perras que servían de alivio para seguir estudiando, era la recogida de la aceituna. Aún recuerdo aquellas noches de finales de verano, o, ya entrado en otoño, charlando y riéndonos, al final del día, los jornaleros de las ocurrencias de cada uno, se trabajaba duro, hoy se trabaja, sin embargo, hay progreso, afortunadamente.

Cuando, en el presente, le cuento a mis hijos aquellos momentos, se ríen, les he contado esas anécdotas cien veces. Ahora bien, cuando cojo una hogaza de pan, la abro por la mitad, echo el oro líquido en el hoyuelo que previamente he preparado, solamente con una pizca de sal y, veces un poco de pimienta, nada más, sin jamón, ni tomate, se les saltan las lágrimas, sobre todo, de verme la cara de satisfacción de unos recuerdos imborrables.