16. El olivar invisible

Juan José Clavel Muñoz

 

Hola Papi. Mira mi dibujo por favor. Es una tarea que nos pidió, para el colegio, la señorita Enriqueta. Quería que resumiéramos, en un solo folio, nuestras últimas vacaciones. Me encanta la risa de los abuelos. Los juegos de pelota con mi hermano, con mamá y contigo. El aire limpio que corre en nuestra casa de campo. El sol dándonos en los ojos, mientras nos refrescamos con el agua del pozo y mi sonrisa difuminada, reflejada en la base del cazo de mango largo. La dulce fragancia de las flores blancas con el centro amarillo. Mi camuflaje perfecto en el olivo viejo, compartido con un lagarto y una lechuza, mientras jugamos al escondite. Vamos a descansar un rato y merendaremos, mojando las rodajas de la hogaza de pan en aceite de oliva, servido en el plato del abuelo (el del caballo abrevando en el río, vigilado por el olivar invisible al fondo). Aparecen  unas manos grandes y fuertes sujetando unas pinzas. Colocan, sobre la rebanada en aceite de Susana, un dado de bonito en escabeche. A continuación, insertan un palillo ondeando un pimiento morrón a modo de vela. Felicidad a la vista…terminada la carabela del abuelo Poli, el cuajo de la rapa y la acuarela.