
142. Solo mío
El sol saluda los olivos, corren los conejos para enconderse en sus madrigueras. Busca el perro cazarlas, entretanto sus dueños recogen incansables las aceitunas. Espera Liany paciente a que lleguen, preparada está para hacerlas en salmuera.
Carlos mezcla la ensalada mientras Willy echa el aceite de oliva para aliñarla. Diego corta el pan y Luis el jamón, en los platos ya está servido el resto del embutido y el queso maduro protegido por un buen aceite de oliva virgen extra. Solo falta que lleguen Durán y Eugenio con el camión cargado de olivas. Ya terminaron la faena. El perro se sienta esperando su premio.
Cristina se acerca a la tienda de Liany y se lleva sus aceitunas machacadas favoritas. Las deja en la nevera, se va al salón, al teléfono tiene a su amiga. Al volver a la cocina, se encuentra a su marido que le dice:
–Adivina, cariño. ¿Qué es verde o negra, pequeña y traviesa, rica como ninguna y lista la tengo para que nos las comamos…
–Ese paquete de aceitunas es mío.