136. El cuento

Biznaga

 

“A mí no me gusta eso del aceite de oliva, si puedo ni lo pruebo”, nos decía el lunes.

El martes, lo vi en la almazara charlando con los jornaleros de cómo había ido la cosecha; el miércoles, cogiendo un par de botellas de la mercería; el jueves, en el bar Paco desayunando su mollete bien remojado; el viernes, en el concurso de catas soltando expresiones como “frutado intenso” o “amargor sutil”; el sábado hablaba del aceite con reverencia, como si fuera un dios en una botella.

El domingo no pude contenerme y al verle le dije -Menos de una semana y ya se te ha acabado el cuento. ¿Por qué no reconoces la suerte que tuvimos de que nos destinaran a un planeta con esta maravilla líquida para estudiar a los terrícolas? ¡Anda, ven y vamos a darnos un homenaje, que este es virgen extra!