132. Carozo

Carola Inés Damiani

 

Él siempre se había sentido muy feliz, su familia era numerosa y todos estaban cada uno  en  su lugar,  ni tan cerca ni tan lejos. Toda su  familia estaba firmemente sostenida  por el  gran  tronco  que  aunque su forma era bastante  retorcida no era  así en su  interior, pues sostenía desde hace décadas a varias generaciones. Se sabía que  el  gran tronco  tenía muchos pero muchos años y que sus ancestros llegaron desde  el otro lado del mar. La historia de  su  familia  era muy antigua y fue parte de la historia del  mundo. Dicen  que aún está de pie un ancestro que vive en una ciudad llamada Belén que tiene casi cinco mil años. El gran tronco  tenía muchos hermanos, que estaban todos muy  cercanos  y eran  más o menos tan viejos  como  él. Él y sus hermanas y hermanos  vivían  en un  lugar donde crecían calentadas por los rayos del sol durante el día,  mecidas por los suaves vientos y  de  vez  en cuando  bañadas por una leve llovizna  que las limpiaba del  polvo que  a  veces   traía el viento. Sucedía que a veces el viento unía algunas ramas entre los  vecinos  y  así    aprovechaban  para jugar  y escuchar las  historias  que  se contaban entre ellos.  Dicen que sus ramas han sido utilizadas para celebrar homenajes a muchas personas celebres algunos, famosos otros y que son parte de la historia de la humanidad. Cada cierto tiempo venían los  humanos y  revisaban  cuidadosamente  cada rama del  gran  tronco,  eso  lo  asustaba un  poco, pero luego  se  daba  cuenta  que  los  humanos   eran  muy cuidadosos con él y sus hermanas y hermanos así como con los demás amigos y familiares que habitaban en los troncos  vecinos, limpiando las  hojas y cuidando  a cada  una como si fuera única.  A veces les rociaban unas gotas de  lluvia  especial que alejaba  hormigas  y otros  insectos, Así fue como se dio  cuenta que  los humanos   los  cuidaban y sintió  mucha  alegría en su pequeño corazón.  Sucedió un día que se apodero de  toda su  familia un  entusiasmo y expectativa especial  y  se animaban diciendo que  ya pronto  llegaría el invierno  y vendrían a recogerlas.  “¿recogernos?” se preguntó  muy curioso.  “como es que  haces esa pregunta?” le reprocharon algunos. “pronto haremos el  viaje  que nos llevara finalmente a nuestro destino” le respondieron  otras. “¿nuestro  destino?” siguió preguntando,  pues no entendía a  que  se referían. “Seremos todos  unidos al fin”, “¿unidos al fin?” se sintió mas confundido pues no  podía  imaginarse  como  podría  ser   eso  posible. Pensaba que aunque siempre  se  habían  llevado  bien tampoco  era que quisiera dejar de ser el mismo. “yo no  quiero dejar de ser yo mismo” grito  y todas se voltearon a mirarlo con mucha extrañeza.  Nadie entendía que le  pasaba  pues siempre  había  sido  muy alegre y dócil. “No  te preocupes,  está bien que sea así” le dijeron para tratar de calmarlo y consolarlo. Se supone que ya lo tendría que saber, todos lo saben desde que reciben los primeros rayos de luz, es la maravillosa unión final donde termina la individualidad y nuestra esencia se vuelve una. Suena bien, pensó; pero sentía a la vez  una fuerte presión en su centro,  justo donde  está  el corazón, como si este se aferrara con fuerza.  También le explicaron que el aceite en el que se convertirían era muy apreciado en las comidas de todo el mundo y  que  ser aceite  era  no  solo el destino sino  también la  razón de ser  del  gran  tronco y de todos aquellos que vivían con él.  “Yo eso lo  entiendo” dijo,  pero aun así trato de explicarles que él no  quería dejar  de ser  el  mismo.  Sus hermanas no querían escucharlo  y pensaban que era egoísta lo que decía y le trataron de explicar con muchas buenas razones  que ninguno de ellos podía escoger otro destino y también se escandalizaron preguntándose qué seria del mundo si todos pensaran así. “  yo no quiero que piensen como yo, pero yo pienso como yo” . Lo peor fue cuando supo que en el proceso que ya de por si  no le gustaba, supo que  perdería el corazón, eso fue lo que más le impacto. Luego de largas conversaciones y argumentos nadie lo pudo convencer ni darle un poco de tranquilidad y cuando llego la noche  se sintió muy triste por primera vez en su vida. Al amanecer llegaron muy tempranos los humanos y esta vez él no los quería ni mirar y tratando de sujetarse con todas sus fuerzas de su rama empezó a temblar. Fue con mucha delicadeza y cuidado pero no pudo impedir ser separado de su tronco y unos minutos después estaba muy pero muy junto con sus hermanos,  todos estaban muy felices en las canastas viajando en la parte trasera de una camioneta por la carretera. A pesar de sentir a sus familiares más cerca que nunca y viajando todos muy alegres, la tristeza que sentía el en su corazón crecía con cada metro que la alejaban de su hogar.   Al  parecer algo cruzo súbitamente  la carretera y la camioneta tuvo  que frenar de golpe,  volcando dentro de la camioneta  justamente  la canasta donde estaba.

Y  fue así  como empezó a  rodar suavemente fuera de la camioneta y  quedo en  el  suelo al lado  de la  carretera, escuchando los llamados de sus amigos que se alejaban cuando la camioneta retomo su viaje. Y así  se quedó, completamente solo al  lado del camino muy asustado viendo alejarse todo lo que amaba y pensando  si  no  hubiera sido mejor  ese otro destino y no escuchar esa voz que  hablaba  en su interior.  Llego  la noche y en la  oscuridad  vio las estrellas  en el cielo recordando cuando era  aún parte  del  gran tronco y  estaba rodeada de sus seres queridos. Amaneció y  luego volvió  la noche  y  se sentía cada vez más débil. Los automóviles que pasaban por la carretera  levantaban el polvo que lo cubría cada vez más  y no lo dejaba ver el sol durante  el  día y  la  luna  durante la  noche.  No podía saber cuántos días paso pensando en lo necio que había  sido   y  sintiendo que cada día se secaba dejando su  corazón expuesto  casi  en la  tierra.  Pensó que ese era su  final y  sintió  que terminar así no tenía ningún sentido  y soñó con ser el aceite  y  sentirse unida con sus  amigos  y hermanos. Cuando  ya se sentía muy  débil y sin fuerzas escucho una  melodía  muy suave,   era  alguien que silbando se acercaba  caminando. Era una melodía triste, pero  aun así el  corazón de Olivia se alegró de escucharla.  La  niña  que  venía por alguna  razón  se sentó  muy cerca  de  donde ella  estaba  y fue entonces  que Olivia escucho que la niña lloraba  y sintió  una  ligera  humedad  que  de alguna  manera la refrescaba.  Y aunque se sentía muy mal, sintió pena  por la niña y agradeció su presencia. Escucho  que en su llanto mencionaba un nombre y cuando  lo mencionaba  lloraba   más fuerte.   La niña volvió muchas veces a sentarse en el mismo lugar y  de pronto Olivia sintió que su corazón  se rompía, no  sabía si era por su propia tristeza o era también la tristeza de la niña que sumada a la suya hacia que su corazón se partiera en dos.  Muchos días y noches pasaron y Olivia ya no sentía nada solo vacío y oscuridad.

No recuerda cuanto tiempo pasó hasta que de pronto sintió un ligero calor y pensó que seguramente estaba soñando, luego sintió una suave brisa y eso le hizo dar cuenta que no era un sueño. Pero,  ¿cómo podía ser eso? ¿Hacia muchos días y noches que ya no sentía nada, como era posible que sintiera rayos de sol? , pero era tan real lo que sentía que no pudo terminar de convencerse que seguía soñando. Trato de recuperarse de la impresión y mientras  disfrutaba de  los rayos del sol,  de pronto  sintió un fuerte remezón y escucho la voz de la niña que ya le era familiar. No entendía muy bien que le decía pero sabía que eran palabras dulces que lo tranquilizaron. Luego de un corto trayecto sostenida entre las tibias y suaves manos de la niña, sintió nuevamente que eran las mismas manos de la niña la que cavaba la tierra y la colocaba en ella, se sintió entonces  acogida por la tierra, que esta vez era suave y cálida.  Pasaron muchos días y muchas noches  aunque no sabía  lo  que  estaba  sucediendo,  todo  era nuevo para  él y recordó  ,  sentir los rayos del  sol calentando y el viento meciéndolo, pero miraba alrededor y  no estaba sujeto de  ningún  tronco ni  rodeado de  sus hermanas  y hermanos, estaba  solo pero se sentía muy  bien. Tuvo que pasar algún tiempo hasta que se diera cuenta de lo que había sucedido. Él ahora era un frágil y  joven tronco de árbol que crecía bajo los esmerados cuidados de la niña, que se sentaba a leerle bonitas historias de amor mientras ambos crecían, ella era su compañera y amiga.  Los días y noches transcurrían y él se sentía cada vez más fuerte y feliz, la niña ahora le contaba historias de amor bajo su sombra que como la  niña  cada día crecía mas  mientras el  viento  mecía sus ramas y  las historias viajaban  lugares lejanos llevadas por el  viento.