07. El sobreviviente
Una tras otra, brotaban las lágrimas de sus ojos. Miraba fijamente aquella goleta que se aproximaba a la playa. ¡Qué sensación tan hermosa! Había perdido la noción del tiempo; no sabría decir cuánto tiempo llevaba en aquella isla, solo. Había perdido casi todo en el naufragio aquella fatídica noche, cuando la tormenta arrojó su barco contra el arrecife y, desde entonces, no había visto un ser humano, ni siquiera otro mamífero, en todo ese tiempo. Solo algunos pájaros migratorios dejaban caer su sombra sobre la isla, al sobrevolarla. Estaba casi desnudo y su piel, tostada por el sol, brillaba como el oro. Abrazaba una botella contra su pecho, como algo muy preciado que no deseaba abandonar ahora que, por fin, regresaba a la civilización; ¡La última botella! Aquella noche, cuando casi se daba por vencido, y se entregaba a la muerte a manos de Poseidón, se aferró con todas sus fuerzas a un cajón que flotaba a la deriva ¡veinte botellas de aceite de oliva extra virgen de Jaen! Todo este tiempo había sobrevivido gracias a ellas; untando su piel y bebiendo pequeños sorbos al día. Pregunto a sus rescatadores la fecha; veintisiete meses pasaron desde el naufragio ¡Qué locura!